Ponencia
presentada en el XII Coloquio de la Confederación Interamericana de Masonería
Simbólica (CIMAS) en el Or.·. de Montevideo, Uruguay, el día 21 de septiembre
del año en curso, sobre la "Construcción de un Mundo más Fraternal"
Las guildas más importantes de
la Europa de la Edad Media y el Renacimiento, fueron las de los mercaderes y
las de los artesanos. Regulaban el comercio de telas, especias, metales
preciosos, e incluían entre sus filas principalmente a carpinteros, herreros,
zapateros y albañiles, entre muchos otros oficios, que básicamente se
especializaban en la producción y construcción de bienes.
Fueron fundamentales para el
desarrollo económico y social de la Europa medieval, dejando un legado que
influyó en la evolución de las asociaciones profesionales y las cámaras de
comercio que tenemos en nuestros países. Surgieron en Europa alrededor del
siglo XI, cuando las ciudades medievales comenzaron a crecer y se desarrollaron
como centros de comercio.
Las guildas regulaban y
protegían los oficios y jugaban un papel clave en la economía y la vida social
de las ciudades medievales, actuando como una combinación de sindicato,
cooperativa y colegio profesional. Tenían como funciones y propósitos los de
regular el comercio y la producción, proteger a sus miembros y formarlos, controlar
la competencia, tener influencia social, crear una red de apoyo mutuo entre sus
miembros y por último organizar festividades.
¿Y cuál es el pasado de las
guildas?: Respuesta: los collegia. Fueron asociaciones en la antigua Roma que
pueden considerarse como predecesores de los gremios medievales. Estas
asociaciones tenían diferentes funciones y podían estar formadas por personas
que compartían un oficio, una religión, o un propósito común.
Los principales Collegia
fueron:
- Collegia Opificum: que eran asociaciones de artesanos y comerciantes.
- Collegia Religiosa: dedicados al culto de una deidad específica o a la organización de rituales religiosos.
- Collegia Funerática: que se encargaban de proporcionar servicios funerarios y de asegurar que sus miembros tuvieran un entierro adecuado.
- Collegia Militaris: grupos formados por soldados o veteranos con el propósito de apoyo mutuo y camaradería.
El principal collegia fue el
de los Navicularii, que eran los armadores o propietarios de barcos que se
dedicaban al transporte marítimo de mercancías. El Collegia Naviculariorum fue
fundamental para el comercio y la economía romana, y desempeñaba un papel
estratégico en el sostenimiento de las campañas militares.
Con el tiempo, el Estado
romano comenzó a regular más estrictamente las actividades de los navicularii,
especialmente a medida que el transporte de alimentos y otros bienes esenciales,
se volvía más crítico para la estabilidad del imperio. Fue tal su influencia,
que el Estado romano las supervisaba y, en algunos casos, regulaba sus
actividades, cuando estos se consideraban potencialmente subversivos o
contrarios al orden establecido. Durante el Imperio, algunos emperadores
restringieron y disolvieron los collegia que se consideraban políticamente
peligrosos y este es el punto de mi escrito mis queridos hermanos.
Como vemos, aproximadamente
desde el siglo V antes de nuestra era, los seres humanos nos perseguimos por
pensar diferente, por levantar la cabeza y ver más allá, por unirnos en grupos
de apoyo y reflexionar sobre lo que nos rodea. Pero esto en últimas no es el
problema, porque hace parte de la condición humana y ante ella, es muy difícil
hacer alguna modificación.
Lo que sí es realmente
problemático, es que en el siglo XXI, es decir, 26 siglos después del
nacimiento de los Navicularii, sigamos con esa costumbre de perseguir al otro,
porque piensa diferente o porque hace lo que yo no soy capaz. No hemos
aprendido nada. Ser mezquino es una costumbre que sabe tener la gente, y en el
gremio de los masones sí que hay mezquinos. Por esto cuando vi que el título de
este encuentro era “construir un mundo fraternal” les confieso que me causó
gracia, pues se parece a los títulos de las jornadas del colegio de mi hija,
que estudia el primer año de secundaria. No sé si es un título muy inocente y
candoroso o hace parte precisamente de esa vista periférica que tenemos los
humanos, en donde sabemos lo que está pasando a nuestro alrededor, pero le prestamos
poca atención, porque lo importante es lo que tenemos al frente, así lo de los
lados sea en un momento dado, algo vital.
Llevamos 26 siglos
persiguiendo al otro por pensar diferente y por organizarse, y muchos queridos
hermanos, me temo que pasarán al oriente eterno, sin haber recibido nunca una
disculpa, un homenaje o un desagravio, por el mal que le hicimos otros masones,
pero sobre todo, de quienes hacen del sectarismo o del matoneo una forma de relacionarse,
de una muy mal entendida fraternidad, a todas luces excluyente y me atrevo a decir,
de unas actitudes malsanas patológicas, sin mencionar el mañoso malletazo, para
consolidar un poder que solo existe en una vanidad sin altura ni grandeza. Es
lamentable que una organización como la masonería se llene la boca hablando de
libertad, igualdad y fraternidad, cuando lo que practica en muchos casos es la
exclusión odiosa de sus hermanos y el ataque rastrero, llegando hasta
convertirlos en parias de la orden.
Los pasquines, los correos
anónimos, los chismes, los comentarios de pasillo, tienen a veces más
credibilidad para algunos hermanos, que las propias acciones de los otros y son
utilizados como medio de comunicación para difamar la buena honra de un hermano,
para atacarlo o anularlo, para poder lograr lo que con sabiduría, talento y
esfuerzo no pudieron.
Si queremos caminar “hacia un
mundo fraternal”, tenemos que revisarnos a nosotros mismos, con quienes nos
rodeamos, con quienes nos agrupamos. Estoy segura de que algunos de los
queridos hermanos presentes en este recinto, han sido atacados por los que se
dicen sus hermanos o amigos y que hasta de pronto, sus verdugos estén también
aquí mismo, en este auditorio, pero por cosas de intereses particulares y
agendas ocultas, se sigan dando el triple abrazo hipócrita, porque la fraternal
puñalada ya se volvió paisaje.
Si de verdad queremos
construir un mundo fraternal, tenemos que ser más técnicos y menos políticos y
para esto debemos revisar de manera honesta y crítica nuestro entorno. Cuando
decimos “construir un mundo fraternal” de manera implícita se entiende que no
estamos en un mundo fraternal, en este sentido, estamos diciendo que estamos en
un mundo hostil, entonces nos enfrentamos a un problema y es un problema de
orden público, no privado.
Las naciones enfocan los
recursos públicos a la solución de sus problemas y para poder resolverlos, se
acude a metodologías de trabajo que buscan desmenuzar esos problemas, hasta
encontrar sus causas desencadenantes y es a ellas a las que se les busca financiación
en dinero, para poder ejecutar las actividades necesarias que logren acabar con
las causas que crearon los problemas.
En esta revisión de los
problemas, lo que más hace ruido son los efectos del problema y aquí radica la
lentitud de las soluciones: los efectos son mediáticos, escandalosos y es por
esto que el gerente público no se puede distraer. La pobreza por ejemplo no es
una causa, es un efecto, muy mediático y ruidoso, pero es la consecuencia de
algo más, es el efecto de una falencia. Pero ojo, un problema no es la ausencia
de una solución.
En el ejercicio de mi carrera
profesional he realizado este trabajo cientos de veces con las comunidades más
pobres de mi país, en la búsqueda de gestionar proyectos de cooperación internacional
y lograr recursos que el gobierno direccione a estas comunidades, y la manera
de entender la situación problemática para poder construir el mejor proyecto posible
y de alto impacto, es desmenuzando las situaciones presentes para encontrar las
causas. Entro entonces a revisar esa causa y ahí es donde debo dirigir a la
cooperación internacional para su eliminación y evitar que se produzca el
efecto pobreza. Una herramienta poderosa para este tipo de ejercicios es la
Matriz Vester. Imagínense mis queridos hermanos una Matriz Vester de la mano de
una escuadra, de un compás, de un nivel.
Como ven mis queridos
hermanos, resolver un problema requiere de un análisis juicioso. Decir “tenemos
que acabar con la pobreza” es un discurso sensacionalista pero que no conduce a
nada de manera específica. Mientras que decir “tenemos que construir más
escuelas para que las personas puedan formarse y conseguir trabajo” suena muy
largo, no es un título sofisticado, pero, sobre todo, requiere de mucho
trabajo. Es una logística enorme pero que si solucionará un problema. Construir
un mundo fraternal para acabar con un mundo hostil es un enunciado efectista,
pero poco práctico. ¿Qué es construir un mundo fraternal?
Aterricemos la idea
mis queridos hermanos. Pongámosle nombres específicos a eso, planteemos los
problemas de nuestras ciudades, de nuestros barrios, de nuestras logias, de
nuestras grandes logias y analicemos sus causas y seamos rigurosos y pongámonos
en la tarea.
Queridos hermanos, recordemos
las guildas y los collegia y su objetivo principal, el apoyo entre iguales. Está
demostrado a lo largo de la historia, que la cooperación es más efectiva que la
competencia y nos hace llegar más lejos. Si no hubiera sido por esos hermanos
visionarios del siglo V antes de nuestra era, que vieron en la cooperación el
arma más poderosa de destrucción masiva de la soledad humana, no estaríamos
aquí desde el privilegio que nos cobija, hablando de la condición humana.
El que CIMAS nos convoque en
buena hora a reflexionar sobre cómo podemos construir un mundo fraternal, nos
está invitando a que seamos más dignos de esos hermanos revolucionarios de hace
26 siglos, y yo acepto humildemente esta invitación a trabajar por un mundo más
feliz, como nos invitan los documentos fundacionales del Rito Escoces Antiguo y
Aceptado, porque solo fortaleciendo la fraternidad interna de la Orden, podremos
lanzarnos a la aventura de construir una humanidad fraternal.
Muchas gracias por escucharme
queridos hermanos.
Es mi palabra.
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