LA INVENCIÓN DE EVA EN LA MASONERÍA
Desde
la invención de Eva, el símbolo primordial del mal, (porque la serpiente fue realmente
una mensajera), pasando por María Tudor, mujer despiadada, cuyo sobrenombre de
“la Sanguinaria” evidencia su fama, en este caso merecidamente ganada, quien
ocupó el trono de Inglaterra en 1553 y por cuyo legado hoy día tomamos el
famoso coctel Bloody Mary, hasta Kate-Ma Baker, una de las malas del pasado no
muy conocida, las mujeres hemos transitado por la historia de la humanidad, de
una manera un tanto antagónica, para más almas de las que pueda uno imaginar.
Boney
M en 1977 compuso una canción a Ma Baker, y estoy segura de que muchos de
ustedes, aquí presentes en este salón la bailaron. Ma fue la matriarca de
un clan de gánsters que murió a los 62 años, abatida a tiros por el FBI,
tras sembrar el terror en el Medio Oeste de Estados Unidos con sus
fechorías. “Esta es la historia de Ma Baker, la gata más mala del viejo Chicago”,
cantaba Boney M en los 70´s.
Y es
que, en el estudio de las sociedades secretas, las comunidades religiosas, las
científicas y hasta las de índole empresarial y sus estructuras organizativas,
tanto en el ámbito de la historia como en la misma actualidad, el tema de la
mujer ha sido, en mi opinión, el mayor de los mitos. Si, es absurdo, las
mujeres como mito.
Tradicionalmente,
no solo la masonería ha sido una institución predominantemente masculina, con
una estructura jerárquica y simbólica que ha dejado fuera a las mujeres en gran
medida, relegándolas a un papel secundario o incluso inexistente en su seno. También
han hecho lo propio las religiones y muchos otros espacios cotidianos como la
empresa, el aula y la misma calle que transitamos diariamente. A la gente le
cuesta trabajo decir Obispa y hasta se ríen como niños cuando escuchan la
palabra.
El
origen de esta condición desfavorecedora hacia la mujer es el machismo, por lo
que es necesario entender un poco esto, para revisarnos a nosotros mismos y
plantear soluciones que generen cambios. Si no entendemos el origen de las
cosas, estaremos condenados a repetirlas.
El
machismo tiene sus raíces en estructuras sociales, culturales e históricas que
han favorecido y perpetuado la desigualdad entre hombres y mujeres. Su origen
es complejo y multifacético, pero puede rastrearse a través de varias fases
clave en la evolución de las sociedades humanas, particularmente en el contexto
de las civilizaciones.
El
machismo como concepto y como fenómeno social se remonta a las primeras
civilizaciones humanas, que en su mayoría adoptaron una estructura patriarcal,
que son las sociedades en las que el poder y la autoridad se concentran en
manos de los hombres. Este tipo de organización social comenzó a consolidarse
con la agricultura y el sedentarismo, alrededor del año 10.000 antes de nuestra
era aproximadamente, cuando las familias y las tribus comenzaron a formar
estructuras sociales más complejas, sin embargo, en la prehistoria humana hubo
un momento en donde las mujeres tuvieron iguales responsabilidades como los
hombres y su trato era más o menos igualitario.
Las
Venus paleolíticas dan cuenta un poco de la adoración primitiva que existía
hacia las mujeres. Las venus son estatuillas femeninas de hueso, marfil, piedra, terracota, madera o
barro, datadas del Paleolítico Superior. Estas esculturas tienen tamaños
modestos, incluso diminutos, que oscilan entre los 4 y los 25 centímetros. El paleolítico
superior es el tercero y último de los periodos en que está dividido el paleolítico,
es la etapa inicial de la Edad de Piedra y se extiende aproximadamente
entre los años 40.000 a 30.000 antes del presente (AP) y el 12.000 y 10.000
antes del presente (AP).
El
primer descubrimiento fue la venus de Brassempouy, en 1893. En 1908
fue exhumada la famosísima Venus de Willendorf en un campo del valle
del Danubio, en Austria. Esta escultura, que se ha convertido en
un icono, anunciaba el descubrimiento de numerosas esculturas femeninas
desde los Pirineos franceses hasta las llanuras siberianas del lago
Baikal.
Algunos
autores sospechan que se trataría de la Madre Tierra de la cultura
europea del Paleolítico Superior, debido a que se han encontrado numerosas
pruebas y figuritas del mismo tipo, distribuidas indiscriminadamente por
distintos territorios en donde se desarrolló el Paleolítico Superior. Se
ha sugerido que su corpulencia representaría un elevado estatus social en
una sociedad cazadora-recolectora y que, además de la obvia
referencia a la fertilidad, la imagen podía ser también un símbolo de
seguridad, de éxito o de bienestar.
Los
pies de la estatua no están esculpidos, de manera que no puede mantenerse en
pie por sí misma. Por esa razón, se cree que fuera usada para ser también
trasladada, ya que esa sociedad era nómada. Debido a las pocas
pertenencias y posesiones de los paleolíticos, se supone que tenía una gran
importancia dentro de estas sociedades. Más aún, habría sido diseñada y pensada
para su permanente traslado, teniendo en cuenta su mantenimiento y cuidados futuros;
un hecho excepcional de los paleolíticos, puesto que en sus desplazamientos
debían atenerse a las condiciones del terreno y a cuestiones meteorológicas.
La
alta proporción de figuras femeninas en el arte del Paleolítico
Superior, es suficiente para admitir el importante papel de la mujer en
aquellas sociedades prehistóricas. Se sabe que las Venus paleolíticas eran
objetos con una utilidad práctica importante, también sabemos que han aparecido
en lugares de habitación y no en lugares de enterramiento. Podría ser que
estuviesen a la vista de cualquiera, no siendo, pues, amuletos recónditos o
secretos, lo que explicaría su enorme difusión geográfica.
Antes
de esta transición, las sociedades eran generalmente más igualitarias, con una
distribución menos rígida de roles entre los géneros. Sin embargo, la llegada
de la agricultura, la propiedad privada, la propiedad de la tierra y la
acumulación de recursos, favoreció a los hombres como responsables de la
producción y la defensa. Esto generó una jerarquización de roles en los que los
hombres pasaron a ser los líderes de la familia, de las tribus y, con el
tiempo, de las sociedades más grandes.
La
evolución de las leyes, la religión y las tradiciones contribuyó a reforzar
esta distribución desigual de poder, donde los hombres se consideraban los
encargados del sustento material, y las mujeres las encargadas de las labores
domésticas y la crianza. Este modelo fue fundamentado en una visión del mundo
que atribuía a las mujeres un rol subyugado e inferior, consolidando así, las
bases del machismo.
En
este proceso, la religión y la filosofía desempeñaron un papel crucial en la
formación y propagación del machismo, reforzando los roles de género. En muchas
religiones monoteístas, como el cristianismo, el judaísmo y el islam, las
enseñanzas y escrituras bíblicas y coránicas asignaron un rol subyugado a la
mujer. En la tradición judeocristiana, por ejemplo, el relato de Adán y Eva en
el Génesis establece una narrativa que coloca a Eva en una posición secundaria,
vinculando el pecado original a la mujer y a su tentación de Adán, lo que
perpetuó la idea de la mujer como un ser más débil e incapaz de tomar
decisiones racionales. Se satanizó tanto a la mujer, que hasta se creó a otra
antagonista en la historia del Génesis, Lilith, una mujer libre, y por lo tanto
no de buenas costumbres para los señores muggles que no pueden volar
y por eso la envidia los envenena.
Y si
vamos a las filosofías grecolatinas, la cosa empeora. La mujer era considerada
de menor estatus que el hombre en la sociedad. Filósofos como Aristóteles
argumentaban que las mujeres eran naturalmente inferiores a los hombres,
incapaces de tomar decisiones sabias o de participar activamente en la vida
política y filosófica. Dijo Aristóteles que “las mujeres eran seres fríos y
húmedos”. Si eso es así, entonces las mujeres somos cronopios, pues es la
descripción de Cortázar, y además somos verdes y buenos amigos. En la Política,
Aristóteles dijo: “el macho es por naturaleza superior y la hembra inferior;
uno gobierna y la otra es gobernada; este principio de necesidad se extiende a
toda la humanidad” Con estas ideas, lo que estaba haciendo era recoger la gran
misoginia existente. Él era él y sus circunstancias.
Lo perverso es que esta
ideología fue adoptada y adaptada por muchas culturas occidentales a lo largo
de los siglos, reforzando la idea de que el rol de la mujer era principalmente
el de madre y cuidadora, sin acceso a la toma de decisiones importantes en la
vida pública.
Pero
avancemos un poco y viajemos a la era de la Revolución Industrial porque
seguramente todo será mejor. Bueno en los siglos XVIII y XIX las estructuras de
poder se vieron modificadas por los cambios económicos y tecnológicos
importantes, pero las normas de género continuaron siendo muy rígidas. A medida
que las sociedades pasaron de una economía agrícola a una industrial, los roles
de género se definieron con mayor claridad. La economía capitalista impulsó la
idea de que el hombre era el principal proveedor de la familia, mientras que la
mujer debía quedarse en el hogar, encargada de las labores domésticas y el
cuidado de los hijos. Este modelo fue reforzado tanto por la clase media
emergente como por las clases más acomodadas. El gran pensador Schopenhauer
dijo una vez que “las mujeres eran animales de cabellos largos e ideas cortas”.
Con este chistecito, el señor hizo patente un pensamiento mantenido y no
expresado por la sociedad.
A lo
largo de este periodo, el machismo se consolidó como una norma social aceptada,
promovida por los sistemas educativos, las instituciones religiosas, las leyes
y las normas culturales. La mujer fue sistemáticamente relegada al espacio
privado del hogar, mientras que el hombre dominaba el ámbito público, el
trabajo remunerado y las decisiones políticas.
Es
importante aclarar a estas alturas, que el machismo no es simplemente un
conjunto de actitudes o creencias individuales, sino una construcción social. La
gente en conjunto decidió que lo que Aristóteles dijo era válido, y siglos
después que lo que Schopenhauer dijo, también. Las sociedades han construido a
lo largo de los siglos una narrativa sobre los roles y las capacidades de los
géneros, asignando a los hombres una posición de poder, autoridad y
racionalidad, mientras que las mujeres hemos sido asociadas con la emotividad,
la sumisión y la debilidad.
Si, es
verdad, las mujeres tenemos cambios en nuestros estados de ánimo, debido a las
hormonas que actúan de manera intensa en nuestros cuerpos, pero, aunque la
cantaleta femenina sea a veces insoportable, una cosa es la perorata verbal y
otra la furia destructora que lleva a los hombres a declarar guerras a otros
pueblos, o a exterminar millones de personas por su color de piel o religión.
Eso sí que es ser hormonal, déjenme decirles señores.
Los
roles de género que sustentan el machismo, son enseñados desde la infancia, a
través de las expectativas sociales, los medios de comunicación, la familia y
la educación. Decía Freud que “la madre tiene la culpa” y algo de cierto hay
ahí. Desde pequeños, los niños son socializados para ser "fuertes",
"racionales", "proveedores" y "líderes", mientras
que las niñas son socializadas para ser "cuidadoras",
"tímidas", "subordinadas" y "afectivas". Estas
normas sociales continúan alimentando el machismo y la desigualdad actuales.
En
Colombia, las preferencias de carreras entre los hombres y las mujeres son
similares a los estudios de otros países. Existe una mayor concentración de
hombres en ingenierías, arquitectura, urbanismo y afines; y de mujeres en
economía, administración, contaduría y afines. Sin embargo, es escasa la
discusión sobre la preponderancia de mujeres en profesiones
"femeninas", es decir las relacionadas con el cuidado, el servicio y
la ayuda a los demás y de los hombres en profesiones "masculinas", relacionadas
con la vida pública, el prestigio social, el control y resolución de problemas.
Por ejemplo, mi carrera es eminentemente femenina, trabajo en gestión social y
la mayoría de mis colegas son mujeres. En uno de mis postgrados, éramos 19
mujeres y un solo hombre.
Las
mujeres en Colombia hemos logrado mucho y hay un logro que pasó un poco
desapercibido, pero que nos cambió el rumbo y nos abrió muchas puertas, y fue
el de tener documento de identidad.
Hace
69 años la Registraduría Nacional del Estado Civil colombiano le otorgó la
primera cédula de ciudadanía a una mujer, doña Carola Correa de Rojas quien
nació en Medellín el 25 de enero de 1905.
El 25
de mayo de 1956 se expidió la primera cédula femenina, luego de que por acto
legislativo No. 3 de 1954 la mujer obtuvo el derecho de elegir y ser elegida. Según
el rango femenino de identificación, a doña Carola, le correspondió el número
20´000.001 de Bogotá.
Bajo
el gobierno del Presidente de la República de Colombia, el General Gustavo
Rojas Pinilla quien presidió la primera magistratura de 1953 a 1957, la
Organización Electoral expidió la primera cédula femenina a su esposa Carola
Correa de Rojas, quien a los 51 años de edad obtuvo su documento de ciudadanía.
Tuvo
que existir un dictador como Rojas Pinilla para darle el voto a las mujeres, porque
democráticamente no se había podido en mas 130 años de vida republicana en
Colombia.
Con el
inicio de la cedulación femenina en Colombia, la mujer podía ingresar en el
campo electoral, y fue precisamente esa la intención de tener un documento de
identidad para poder sufragar. El 16
de junio de 1853 se expidió la primera norma sobre la expedición de un
documento de identidad y en 1935 se hizo obligatoria la presentación de la
cédula como documento de identidad en todos los actos civiles y políticos, en
ese entonces solo para los hombres.
A
pesar de su origen profundo y su consolidación a lo largo de la historia, el
machismo ha sido cuestionado y desafiado de manera creciente desde el siglo XX,
especialmente, con la lucha de las mujeres por sus derechos civiles, políticos
y laborales. Si Schopenhauer viviera no la tendría tan fácil y a Aristóteles ya
lo abrían cancelado por decir barbaridades sobre las mujeres. Movimientos
feministas han cuestionado las estructuras patriarcales y han buscado
transformar la sociedad para lograr una mayor equidad entre los géneros.
Las
luchas por el derecho al voto, el acceso a la educación, la participación en el
trabajo remunerado, y el derecho al control sobre los propios cuerpos, han sido
esenciales para visibilizar las desigualdades de género. A medida que las
mujeres han ganado más derechos y visibilidad en muchos países, el machismo ha
comenzado a ser cada vez más cuestionado, aunque sigue siendo una estructura
profundamente arraigada en muchas sociedades.
La
mujer en la masonería y los orígenes de su exclusión
El rol
de la mujer en la masonería ha cambiado a lo largo de los siglos, especialmente
en el contexto moderno, donde las mujeres se han integrado de manera más activa
y significativa en las logias, y su participación ha redefinido muchos los
valores y principios que la organización masónica representa. La mujer ha
pasado de ser un ente excluido de las logias a convertirse en un miembro
fundamental y en una fuerza de cambio dentro de la masonería contemporánea.
La
masonería tiene sus raíces en los gremios de constructores medievales, quienes,
en su mayoría, eran hombres. Estos gremios operaban en un contexto social
profundamente patriarcal, y las mujeres eran consideradas inapropiadas para
participar en las actividades profesionales y rituales de los artesanos. La
masonería moderna surgió en el siglo XVII con una estructura más formalizada, y
aunque en algunos casos las mujeres fueron admitidas en logias informales y
clandestinas, la mayoría de las sociedades masónicas oficiales continuaron
siendo estrictamente masculinas.
El
sistema de grados y el secretismo inherente a la masonería también
contribuyeron a la exclusión femenina. Las ceremonias y rituales masónicos, que
se basan en el simbolismo de la construcción y el conocimiento secreto, fueron
inicialmente desarrollados por y para los hombres. En este sentido, la mujer
fue vista no solo como un miembro irrelevante, sino como una figura ajena a los
principios masónicos de hermandad y fraternidad. Las mujeres fueron
consideradas, en su mayoría, en un rol secundario: como madres, esposas o hijas
de masones, pero no como participantes activas en la organización. Pero todo ha
cambiado, por eso yo no estoy aquí esta tarde ante ustedes como esposa, madre o
hija de un masón, porque no lo soy en mi vida personal, yo estoy aquí como
masona, como la gran mayoría de los hombres masones: porque, simple y
llanamente, un día quise ser masona.
A
pesar de la exclusión de las mujeres en la masonería tradicional, hubo momentos
en los que las mujeres se hicieron presentes en este ámbito. En el siglo XVIII,
algunas mujeres comenzaron a participar en las logias de forma clandestina,
influidas por las ideas ilustradas de igualdad y libertad.
Pero
regresemos al mito femenino en la masonería, porque si a los masones nos gusta
algo es el mito, y para ello es preciso mencionar a Elizabeth Aldworth y uno de
los relatos más conocidos y fascinantes de la historia de la masonería
femenina, motivo de debate y especulación. Elizabeth Aldworth fue una mujer
irlandesa que, según las fuentes históricas, se convirtió en una de las
primeras mujeres en entrar en una logia masónica masculina y participar en un
ritual masónico, algo muy inusual en su época.
El
hecho ocurrió en 1712, en Irlanda. La familia Aldworth era propietaria de una
finca en la que se realizaban reuniones de la logia masónica local. Según la
historia, Elizabeth, que era curiosa y probablemente interesada en la
naturaleza de las reuniones que se realizaban en su hogar, se coló en una de ellas
sin ser vista por los hombres.
En esa
época, las mujeres no eran admitidas oficialmente en la masonería, y las logias
eran exclusivamente masculinas. Sin embargo, Elizabeth Aldworth, como joven
curiosa y observadora, presenció uno de los rituales masónicos secretos que se
llevaban a cabo en la casa familiar.
Cuando
los miembros de la logia se dieron cuenta de que Elizabeth los había visto, se
enfrentaron a una situación incómoda. En lugar de expulsarla o castigarla, los
masones decidieron tomarla como miembro. Algunos relatos dicen que los miembros
de la logia quedaron tan impresionados con su presencia que, en lugar de
repudiarla, la aceptaron en su círculo. Elizabeth fue iniciada formalmente en
la masonería, convirtiéndose en una de las primeras mujeres en ser admitida de
manera secreta en una logia masónica.
Aunque
la historia de Elizabeth Aldworth es famosa, también ha sido objeto de debate.
Algunos historiadores sugieren que el relato puede haber sido exagerado o que
parte de la historia ha sido mitificada con el paso del tiempo. De nuevo, la
mujer como mito. Sin embargo, se reconoce que ella fue una figura clave en la
historia temprana de la masonería femenina.
Algunas
versiones de la historia dicen que Elizabeth fue iniciada formalmente en la
logia masónica y participó en actividades secretas, mientras que otras fuentes
aseguran que la logia simplemente la aceptó como testigo del ritual y que su
participación no fue más allá de eso. Pero en todo caso, la intención no era
que fuera una masona como los otros, sino silenciarla con juramentos.
La
historia de Elizabeth Aldworth se convierte en un símbolo de las luchas y
desafíos que las mujeres han enfrentado dentro de las instituciones masónicas.
Aunque las mujeres fueron excluidas durante muchos años, hoy en día existen
logias mixtas en muchos países, en las cuales las mujeres pueden participar en
pie de igualdad con los hombres.
Y si
hablamos de masonería mixta tenemos que hablar de María Deraismes. Sus
inquietudes vitales la llevaron a abrazar tempranamente la causa de la defensa
de los derechos de la mujer. María Deraismes y Léon Richer fundaron el
periódico Le Droit des Femmes (los derechos de las mujeres) en París en 1869 y
al año siguiente una asociación con el mismo nombre que presidió Deraismes y junto
a Léon Richer, sería una de las impulsoras de la “Liga francesa por los
derechos de las mujeres” constituida meses después de su iniciación masónica,
en 1882. Esta liga estaba comenzando a trazar una red europea que promovía el
ejercicio de los derechos civiles en espera de los políticos, los derechos
dentro del matrimonio, la incorporación progresiva a la vida cívica, la misma
moral para ambos sexos, abolir la prostitución reglamentada por el Estado, el
derecho a desarrollar las capacidades por el estudio sin más límites que la
inteligencia o la voluntad, libre acceso a todas las carreras justificando
mediante examen las capacidades necesarias, igualdad de retribución por el
trabajo… etc. Es decir, todo un programa integral, reivindicativo de la
ciudadanía de pleno derecho para las mujeres. Su trabajo como defensora de los
Derechos de la Mujer fue reconocido en el Reino Unido y tuvo gran influencia
sobre los activistas americanos.
Deraismes
solicitó su entrada en la masonería. A tal efecto, el 25 de noviembre de 1881,
la logia Les Libres Penseurs de Pecq formuló ante el Gran Oriente de Francia la
petición regular de admisión para María Deraismes. Ante la negativa, la logia
Les Libres Penseurs se separó de la Obediencia. En consecuencia. poco después
la logia decidía la iniciación de María Deraismes. La ceremonia de iniciación
realizada el 14 de febrero de 1882 transcurrió conforme al ritual. Al final, María
Deraismes pronunció un discurso de agradecimiento en el que, entre otras cosas,
decía, “Agradezco a la logia Les Libres Penseurs du Pecq que me han hecho hoy
el honor de recibirme entre sus miembros… La puerta que habéis abierto no se
cerrará detrás de mí, y toda una legión me seguirá. Habéis dado una prueba, mis
hermanos masones, de sabiduría y energía”. Georges Martin intervino también. Poco
después, conjuntamente con Georges Martín, fundaría la masonería mixta con el
nombre de "El Derecho Humano" donde fui iniciada hace 10 años ya, y
el resto es historia.
La
participación de las mujeres en la masonería se ha incrementado
considerablemente en los siglos XX y XXI. Actualmente, existen miles de mujeres
que forman parte de logias y organizaciones masónicas en todo el mundo, desde
logias mixtas hasta logias exclusivamente femeninas. La masonería contemporánea
se ha visto obligada a adaptarse a las luchas por la igualdad de género,
impulsadas por movimientos como el feminismo y el cambio social en general.
Estos movimientos han permitido que las mujeres no solo accedan a la masonería,
sino que también jueguen roles activos en su gestión, liderazgo y desarrollo.
Una de
las mayores contribuciones de las mujeres en la masonería ha sido su capacidad
para incorporar una visión más inclusiva y equilibrada de los principios
masónicos. La presencia femenina ha transformado y enriquecido los rituales y
las enseñanzas masónicas, dando lugar a una mayor reflexión sobre la igualdad,
la justicia social y la fraternidad sin distinción de género. Las mujeres han
aportado una perspectiva humanista que pone énfasis en la solidaridad y la
compasión, aspectos que han dado una nueva dimensión a la masonería moderna.
La
presencia activa de las mujeres en la masonería no solo ha cambiado la forma en
que la organización practica sus rituales y organiza sus actividades, sino que
también ha influido en el modo en que los valores masónicos son entendidos.
Tradicionalmente, los principios de la masonería han estado centrados en
valores como la libertad, la igualdad, la hermandad y el desarrollo del
conocimiento. Estos ideales han sido reinterpretados por las mujeres para
hacerlos más inclusivos y acordes con los tiempos modernos.
Las
mujeres masonas, especialmente aquellas que han alcanzado posiciones de
liderazgo, han demostrado que es posible preservar la esencia de la masonería
mientras se fomenta una participación más equitativa y se eliminan las barreras
de género. De hecho, muchas mujeres dentro de la masonería contemporánea
desempeñan roles importantes, como son el de Venerable Maestra, Gran Maestra,
presidenta de organizaciones masónicas internacionales, y otras posiciones de
liderazgo, cosa que para las logias masculinas es algo impensable a pesar de
que ya aceptan transexuales. Estos cargos han demostrado que las mujeres con su
sabiduría y capacidad organizativa son muy valiosas para la Orden.
La
capacidad de las mujeres para involucrarse en la masonería ha abierto nuevas
oportunidades para la reflexión sobre la hermandad universal y la igualdad de
derechos. Las mujeres masonas han sido agentes clave de cambio dentro de la
organización, abogando por un enfoque más ético y responsable en las
actividades de la logia, especialmente en lo que respecta a la acción social y
la justicia. Estas contribuciones no solo benefician a la organización
masónica, sino que también ayudan a la sociedad en su conjunto al promover
valores de inclusión, respeto mutuo y solidaridad.
El
progreso social, la justicia y la igualdad son conceptos que han sido
fundamentales en la masonería desde sus primeros tiempos, pero la inclusión de
la mujer ha permitido un enfoque más renovado y auténtico de estos principios.
Las mujeres masonas han jugado un papel fundamental en el impulso de causas
sociales, como el derecho al voto, la lucha por la educación y la salud, y la
eliminación de la discriminación de género y racial.
Dentro
de las logias mixtas y femeninas, las mujeres han utilizado sus redes masónicas
para colaborar en actividades filantrópicas, caritativas y comunitarias,
utilizando los recursos de la masonería para promover el bienestar común y el
desarrollo personal. Esto ha permitido que la masonería cumpla un papel de
agente transformador dentro de la sociedad, trabajando en la reconciliación de
divisiones sociales y promoviendo una sociedad más justa y equitativa.
Pero,
aunque las mujeres han avanzado considerablemente dentro de la masonería, aún
enfrentan varios desafíos. En muchos países, la masonería sigue siendo dominada
por estructuras patriarcales, y la aceptación de las mujeres en las logias
sigue siendo un tema controversial en algunos lugares. No obstante, el
crecimiento de la participación femenina en la masonería sugiere que la
organización está en proceso de transformación, adaptándose a los principios de
igualdad y respeto mutuo modernos.
En el
futuro, es probable que la masonería siga evolucionando hacia una organización
más inclusiva, donde las mujeres no solo tengan acceso a los rituales y grados,
sino que también jueguen un papel fundamental en la definición de los objetivos
y la misión de la institución.
Seguramente las logias mixtas y femeninas continuarán
proliferando, creando espacios donde hombres y mujeres puedan trabajar juntos en
armonía, para fortalecer los principios masónicos de fraternidad, tolerancia y
solidaridad, y podamos juntos decir, ahora sí, con conocimiento de causa, que
nosotros si somos los modernos.
Muchas
gracias a todos por escucharme.
Es mi
palabra.
Margarita Rojas Blanco M.·. M.·.
Que hermosa y real forma de expresarlo Margarita. Continuamos haciendo camino. Falta aún mucho por hacer pero al menos ya somos visibles, no aceptadas totalmente, pero visibles. Te envío un fuerte T∴ A∴ F∴
ResponderEliminarMaravilloso trazado, quienes tuvimos el placer y honor de escucharlo directamente de la autora nos llevamos un excelente salario.
ResponderEliminarGran trabajo querida Margarita. Muy claro y triste el arduo recorrido que han realizado muchas mujeres, hoy estás tú representándonos, difundiendo para visibilizar lo difícil que es ganarse un lugar y respeto por rl solo hecho de ser mujer. Continuaré
ResponderEliminarOs honrando esas hermanas que abrieron puertas y continuaremos esta obra en cada rincón del mundo. Referente al voto femenino aquí en Uruguay se efectivizo el 3/7/1927. Gracias por compartir querida Margarita.
Excelente y bellísimo trazado, cómo siempre!!! Mil gracias
ResponderEliminarLean al respecto el fundamental ensayo en español de la investigadora y escritora españila MASONAS (Yolanda Alba/Almuzara libros)
ResponderEliminarGostei do blog e do artigo ... retornarei. Um TFA!
ResponderEliminarAchei exclente o blog e o artigo.
ResponderEliminarQ.H Muchas felicidades por su excelente trazado.
ResponderEliminarSaludos desde Guadalajara Jalisco México T.A.F
Felicidades y me interesa pertenecer
ResponderEliminarExelente trazado viva la igualdad
ResponderEliminarSomos uno. Requisitos:Honrados(as), y de buenas costumbres. Hombres y mujeres. Base de la Masonería. Bienvenida fraterna hermana. Que
ResponderEliminarExcelente plancha de trabajo es importante, tener mujeres en mí Logia mixta de chile Hay serenísima Gran maestra ymaestra.
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