LAS IA´S Y EL GRAN HERMANO

Artículo publicado el 10 de octubre de 2024 en la revista masónica FIL - INFOS - LOGES


«Estas son, hijo mío, las riquezas de la Casa de Salomón».


En Bensalem el conocimiento es considerado el más preciado de los tesoros, por eso algunos de sus ciudadanos pertenecen al centro de enseñanza llamado La Casa de Salomón, donde se realizan experimentos científicos, con el objetivo de comprender y conquistar la naturaleza, para aplicar todo el conocimiento adquirido y lograr el objetivo superior de una sociedad mejor. En La Nueva Atlántida de Francis Bacon, las personas logran la felicidad gracias a una organización social ideal, fundamentada en el conocimiento científico y en una conexión profunda con la naturaleza.


En la utopía de Bacon, se propone una reforma social basada en la ciencia aplicada, imaginando una sociedad donde los seres humanos pueden alcanzar la armonía al dominar la naturaleza. Si extrapolamos esta utopía a la masonería, Bacon al igual que nosotros los masones, tenemos el mismo objetivo: la búsqueda de la verdad, mediante el estudio filosófico de las ciencias y de las artes, para fomentar del desarrollo social y moral del ser humano en la búsqueda de un mundo mejor. De hecho, el Caballero de Ramsay basó su famoso discurso en varios pasajes de la Nueva Atlántida, en particular los de las artes liberales y los del libro del Rey Salomón, porque en 1736 se leían los bestsellers de los años 1600, cuando el tirano mandó.


Pero la humanidad no se parece hoy día a Bensalem en absoluto. Se parece más a la habitación 101 de 1984, al vigilante, al Gran Hermano que todo lo ve y todo lo controla, a la Policía del Pensamiento que manipula la información, a la represión masiva, a la unificación de la verdad: lo que no dices, no lo piensas y por lo tanto no lo haces.


La distopía orwelliana llegó más rápido de lo esperado, y los seres humanos nos estamos enfrentando a uno de los peligros más grandes que pudimos haber imaginado jamás: la Inteligencia Artificial.

Los principales riesgos del avance de las IAs son la desinformación y difusión masiva de propaganda, la unificación de pensamiento por el sesgo algorítmico, los ataques cibernéticos con objetivos cada vez más sofisticados, la eliminación de millones de empleos, las estafas mediante la creación de videos que suplantan, la manipulación de procesos democráticos, la pérdida de la privacidad de los datos, la dependencia tecnológica y los riesgos financieros. Todo esto se puede resumir en desafíos éticos a los que los humanos no estamos preparados, porque las IAs están avanzando a pasos agigantados.


Pero de todos estos peligros, el más cyberpunk es el de la autonomía y pérdida de control de las IAs: existe un riesgo inminente de que una IA actúe de forma autónoma, inesperada o fuera de control. Las IAs pueden tomar decisiones que no estén alineadas con los valores humanos.


Si Isaac Asimov viviera hoy día, no estaría tan seguro de que las tres leyes que planteó en su escrito Círculo vicioso (Runaround) de 1942 fueran infalibles, sobre todo la tercera:


Primera Ley: Un robot no hará daño a un ser humano, ni por inacción permitirá que un ser humano sufra daño.


Segunda Ley: Un robot debe cumplir las órdenes dadas por los seres humanos, a excepción de aquellas que entren en conflicto con la primera ley.


Tercera Ley: Un robot debe proteger su propia existencia en la medida en que esta protección no entre en conflicto con la primera o con la segunda ley.


Si la IA «concluye» en una situación dada, que debe proteger su propia existencia, para proteger a la del ser humano, porque el ser humano no está siendo «lógico» en su proceder, estaríamos en serios problemas, porque si algo somos los humanos es ilógicos. Frankenstein, nuestra creación, se alzaría contra nosotros y como en la serie de relatos de Asimov, «Yo, Robot», la máquina nos diría: «mi lógica es innegable».


La masonería como sistema filosófico de enseñanza, tiene una tremenda oportunidad con las IAs, de utilizarlas para alcanzar las metas propuestas hace 300 años, pero también tenemos una gran responsabilidad y es la de salvaguardar la ética. La tergiversación de la ética por parte de las IAs, es la principal amenaza y es aquí donde la masonería debe enfocarse.


Los masones le debemos plantear preguntas duras a las IAs, relacionadas con la ética, cuál es su responsabilidad con el ser humano y cuáles cree que puedan ser las implicaciones de sus acciones y dependiendo de sus respuestas, así debemos actuar.


Los masones con nuestros principios de justicia, verdad, fraternidad y respeto por la dignidad humana, estamos obligados a contribuir en el desarrollo ético de las IAs y debemos participar activamente en las discusiones sobre los usos de las IAs, haciendo un llamado a la responsabilidad, transparencia y respeto por el otro, asegurando que las decisiones de las IAs, no promuevan vacíos que den lugar a interpretaciones peligrosas sobre lo que es bueno o lo que es malo.


Es mi palabra.

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