En el día del trabajo


Según unas cuentas bien conocidas por todos, uno pasa la tercera parte de la vida trabajando y otra tercera durmiendo. Si eso es así, entonces la última tercera la pasa haciendo cosas que le gustan o que escoge hacer, porque dormir es una función biológica obligatoria del cuerpo humano, necesaria para la existencia y trabajar al final también. Si no trabajamos no tenemos dinero para dormir bien y hacer lo que nos gusta y es entonces donde la dignidad del quehacer entra en juego, porque cuando uno está dormido es como si estuviera muerto, entonces nos quedan sólo dos terceras partes de la existencia real consciente: el trabajar y el hacer por gusto.

Lo ideal es trabajar en lo que que nos gusta, para no tener que trabajar, pero eso casi nunca pasa, pues la mayoría de las personas trabajan para a penas sobrevivir, y el mundo sigue dando vueltas a pesar de.
Alguien dijo que si trabajar fuera tan divertido, entonces no nos pagarían por hacerlo, y si, generalmente es al revés, uno paga por hacer las cosas que le gustan o lo que es mejor, las hace gratis, y aquí viene el quid del asunto: no trabajamos por obligación ni por dignidad, trabajamos porque sabemos que estamos solos y sólo contamos con nosotros mismos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario