Diatriba de una Piedra Bruta contra un Masón Sentado

 

 


Margarita Rojas Blanco M.·. M.·.

-            Muchos años pasé sin realmente vivir, hasta que de repente, toda mi existencia se concentró en un solo momento – dijo la Piedra Bruta con infinita tristeza – eres toda una gran farsa, Masón Sentado, a diferencia de un verdadero Masón, eres una invención, eres toda una generalización.


El Masón Sentado la miró fijamente, botó un suspiro lento y largo, cerró los ojos y dejó caer la cabeza contra el espaldar de la silla, como cuando uno quiere devolver el tiempo porque lo que sigue no es más que resignación y lo sabe, que es lo peor.

 

-        Te hubieras inscrito más bien a un club, - dice la Piedra Bruta- no sé, al de la universidad, o al de la socialité, donde se encuentra la plutocracia que tanto te gusta o ser un pequeño Polícrates, o afiliarte al club de Leones de tu barrio, para que por lo menos hagas obras palpables, que la comunidad vea y disfrute, en lugar de seguir con esa perorata falsa tuya de pulimiento de la piedra, que imitas sin sentir realmente, como si lo hacen los verdaderos masones.

 

El Masón Sentado se inclina, mirando fijamente a la Piedra Bruta con ojos de fuego, pone sus manos sobre el borde de los apoya brazos de la silla, apretándolos, enterrándoles las uñas, controlando su ira.

 

-            Tu falta de compromiso con la Masonería y tu ego, tan grande que es, que cuando llegas a un salón, primero entra tu ego y a los 10 minutos entras tú, le han hecho demasiado daño a la masonería. Al final del día terminas siendo como todos, con ese amor vergonzante al dinero, porque dices una cosa y haces otra, pero lo que te mueve es el amor a las posesiones, a los metales. ¡Ja! ¡Tienes dos metales que te controlan!, ¡dos dioses!, ¡eres todo un politeísta! ¡si si, eres todo un libre pensador!

 

-        Mira Masón Sentado, a diferencia del Masón de verdad, eres todo un espécimen presumido y egocéntrico y adivina que: para nada único en tu especie. Te auto creas un trono, invisible, un trono que dices está cimentado en el conocimiento y la historia, pero que realmente es un trono frío con ansias de poder, de ese que te encanta, pero niegas.

 

-            “Soy un eterno aprendiz” repites pero sin sentirlo, porque no te instruyes ni piensas que puedes aprender algo de alguien. Entras a los salones de tus pomposas reuniones, pero ay donde no te pongan la alfombra roja para desfilar con tus medallas buscadas, porque entonces no desfilas. ¡Ja! Y si pudieras pedirías que te botaran pétalos de rosas mientras caminas. ¡Hasta te he visto poner himnos específicos para cada una de tus entradas triunfales a los templos! ¡Nada de eso corresponde a un verdadero masón!

 

-        Tantas expectativas que creas alrededor de tu masonería, y la verdad es que tu masonería no existe, lo que has creado en tu mente es una red de masones como tú. Entraste a la masonería, pero está claro que la masonería no entró en ti. La tienes en los labios, pero extraditada del corazón. Masones de burocracias y amiguismos para conservar un poder inventado y pasárselo del uno al otro, de amigo a amigo, y darse medallas y placas entre ustedes mismos, incluso a los que no tienen idea como se lleva una liturgia.

 

-            Para empezar tu rito ni siquiera es escoces, ni es antiguo, ni es aceptado, pero no estás listo para esta conversación.

 

-            El verdadero masón es trabajador, es diligente, sabe usar sus herramientas y conoce su significado, no le importa embarrarse porque sabe que lo que está construyendo es más grande que el barro. No le importa arrodillarse, porque sabe que en el suelo están los elementos con los que se construye el mundo, porque la tierra es sagrada y solo a ella se le debería rendir reverencia.

 

-            Te crees mucho más que yo Masón Sentado, a diferencia del masón verdadero, con tus rituales y ceremonias piensas que eres más que yo, olvidando tu origen, perdiéndote en tu egocentrismo, nadando en el mar de las vanidades.

 

-        Tú, Masón Sentado lo que quieres es que te adulen y te reverencien, así sea de manera fingida, porque sabes que estás rodeado de gente que no te quiere mucho, pero lo importante es sentirse reyezuelo y ese hermano que te da el beso de Judas, más adelante te puede ayudar a llegar a ser el “Poderoso Gran Presidente Soberano Ilustre Respetable Rey Pepinito…” entonces toca aguantárselo. 

 

-    La masonería no necesita tantos respetadísimos, ilustrísimos, poderosísimos, perfectísimos, sublimísimos, principísimos, soberanísimos ni serenísimos, lo que la auténtica masonería necesita para ser masonería, es humildísimos, trabajardorsísimos, sensatísimos, constructorsísimos y utilísimos masones para la sociedad.

 

-           Se te olvida Masón Sentado que, aunque yo esté en el suelo, despreciada y olvidada, soy la base de tu existencia, sin mí no estarías, y ese es mi valor, cosa que tú no estás en capacidad de entender o mejor, de aceptar.

 

-            Sin mí, tus ceremonias y tus enseñanzas no tendrían fundamento. Soy la materia prima y la base sobre la que construyes tus edificios, tus monumentos, tus templos, tus ideales, que al final son solo discursos vacíos. No serías tu nada sin mí y lo sabes y esa es tu rabia. Tal vez por eso me desprecias, ¡si si!, ¡porque en realidad me temes!, porque soy tu espejo y te da miedo mirarte en mí, porque ves todas tus imperfecciones, que son hermosas, porque son una oportunidad maravillosa de crecimiento, pero eres ciego a la verdad.  

 

-            Deberías honrarme y no irrespetarme como lo haces con tanta desfachatez. En la humildad está la grandeza Masón Sentado. Eres lo que yo soy.

 

-            ¿Acaso crees que por tallarme a tu antojo me sometes? ¡Pues qué equivocado estás! Si supieras usar el maso y el cincel como tanto repites en tus rituales, entonces serías grande, y juntos construiríamos templos maravillosos llenos de dignidad. Por más que me golpees y me trates de moldear según tu voluntad, siempre conservaré mi esencia, mi identidad única e irrepetible.

 

-        Yo tengo una rudeza original, pura, que es propia de la vida profana y de la imperfección de la naturaleza humana, pero tú no la sabes interpretar, le temes y esa es tu condena.

 

-          Hablas de “desbastar la piedra bruta” que en ultimas es conocerte a ti mismo, ¿te conoces tú? ¿Te conoces a ti mismo? Yo creo que no tanto, o de pronto si y te niegas, porque no te gusta lo que ves.

 

-            Las fuerzas de la naturaleza me han moldeado con el paso de los siglos, implacables ellos, soy tierra, agua, aire y fuego, soy el sol y la luna, soy la montaña, soy Júpiter y su inmensidad, soy la roca milenaria a la que le cae la gota que tortura, soy la cantera, soy la palabra y la promesa, soy potencialmente una obra de arte monumental que traspasará los siglos y será admirada por las personas que han existido y existirán, soy el verbo, soy el camino, conozco todas las lenguas y formas de escritura, y presencié una vez, como escribieron en letra cuneiforme un  “te amo” y una promesa que no se cumplió.

 

-            Soy tu, y tu eres yo. Estamos hechos de la misma materia prima, porque todos somos polvo de estrellas y cuando alzas la mirada hacia el firmamento ves tu pasado y me ves a mí, mirándote desde hace millones de años.

 

-                Que yo recuerde, nuestros trabajos comenzaron al sur del río Zambeze, en el sur de África, cuando apenas eras tu un aprendiz de ser humano. Y en la Mesopotamia entre el Tigris y el Éufrates vi cómo te erguiste, te volviste sedentario y comenzaste a usarme para construir enormes templos y palacios y por medio de las recién inventadas matemáticas perfeccionabas tus cálculos.

 

-            Me usaste en el desierto para construir las fabulosas pirámides que hoy día veneras, y las adoramos juntos, me utilizaste en Troya para matar con hondas y en la ciudad eterna me inmortalizaste.

 

-        Presencié las batallas de Maratón y Salamina y en Atenas me utilizaste para la construcción del poder del pueblo.

 

-        Presencié como un joven Alejandro consiguió conquistar todo el Imperio Persa y marchar más allá del mundo conocido, hacia la India, proyectando la creación de un imperio universal multicultural.

 

-        En Judea fui tu materia prima para la construcción de la primera gran religión monoteísta de carácter universal y fui testigo de la caída del Imperio romano, piedra sobre piedra, alma sobre alma y entendí por qué el infierno y el cielo son tan desproporcionados, porque los actos de los seres humanos no merecen tanto.

 

-          En Anatolia por el año 6000 a.C., me puliste de manera tan insistente, que me convertiste en espejo, ese al que tú le temes Masón Sentado, así que deja de lado tu arrogancia y reconoce que, sin mí, tus símbolos sagrados no tendrían significado y tus enseñanzas carecerían de fundamento.

 

-          ¿Qué escondes detrás de esos títulos ostentosos que te gusta coleccionar Masón Sentado? ¿Qué te falta en tu alma? Es arribismo puro que te domina. Ambición de poder que se llena con cargos inventados. Te dejas seducir fácilmente ¿eh?

 

-          ¿Cuál es tu arcano Masón Sentado? ¿Es un fraude? ¿El tutelaje también? ¿Por qué te engañas a ti mismo?

 

-          Aprende Masón Sentado del Masón Verdadero, del operativo, del que aporta, del que carga, del que consuela. Los he visto, son miles. Esos que te han apoyado en los momentos en que los has necesitado y ni cuenta te has dado. 

 

-          Me levantaré del suelo Masón Sentado y me reconocerás como tu igual, porque te has visto en todos los espejos en la tierra y ninguno de ellos te ha reflejado realmente, y te has dado cuenta de que no eres infinito, pero te llegará el momento en que sepas quién eres realmente, aunque vivas en tu propio laberinto de incertidumbres, ese que tiene una línea recta única y precisa, el peor de todos los laberintos y me reconocerás como tu igual, Masón Sentado y lo entenderás todo.

 

-          Ese día, solo ese día, puede ser que te levantes y trabajes como un Verdadero Masón, te sacudas los metales de la pereza y construyas algo.

 

-          Ese día recordarás que tu eres yo, que siempre hemos sido uno, y trabajaremos juntos y en armonía.

En el día del trabajo


Según unas cuentas bien conocidas por todos, uno pasa la tercera parte de la vida trabajando y otra tercera durmiendo. Si eso es así, entonces la última tercera la pasa haciendo cosas que le gustan o que escoge hacer, porque dormir es una función biológica obligatoria del cuerpo humano, necesaria para la existencia y trabajar al final también. Si no trabajamos no tenemos dinero para dormir bien y hacer lo que nos gusta y es entonces donde la dignidad del quehacer entra en juego, porque cuando uno está dormido es como si estuviera muerto, entonces nos quedan sólo dos terceras partes de la existencia real consciente: el trabajar y el hacer por gusto.

Lo ideal es trabajar en lo que que nos gusta, para no tener que trabajar, pero eso casi nunca pasa, pues la mayoría de las personas trabajan para a penas sobrevivir, y el mundo sigue dando vueltas a pesar de.
Alguien dijo que si trabajar fuera tan divertido, entonces no nos pagarían por hacerlo, y si, generalmente es al revés, uno paga por hacer las cosas que le gustan o lo que es mejor, las hace gratis, y aquí viene el quid del asunto: no trabajamos por obligación ni por dignidad, trabajamos porque sabemos que estamos solos y sólo contamos con nosotros mismos.