- Muchos años pasé sin realmente vivir, hasta que
de repente, toda mi existencia se concentró en un solo momento – dijo la Piedra
Bruta con infinita tristeza – eres toda una gran farsa, Masón Sentado, a
diferencia de un verdadero Masón, eres una invención, eres toda una
generalización.
El Masón Sentado la miró fijamente, botó un suspiro lento y largo, cerró los ojos y dejó caer la cabeza contra el espaldar de la silla, como cuando uno quiere devolver el tiempo porque lo que sigue no es más que resignación y lo sabe, que es lo peor.
- Te hubieras inscrito más bien a un club, - dice
la Piedra Bruta- no sé, al de la universidad, o al de la socialité, donde se encuentra
la plutocracia que tanto te gusta o ser un pequeño Polícrates, o afiliarte al club
de Leones de tu barrio, para que por lo menos hagas obras palpables, que la
comunidad vea y disfrute, en lugar de seguir con esa perorata falsa tuya de
pulimiento de la piedra, que imitas sin sentir realmente, como si lo hacen los
verdaderos masones.
El Masón Sentado se inclina, mirando fijamente a la Piedra Bruta con ojos de fuego, pone sus manos sobre el borde
de los apoya brazos de la silla, apretándolos, enterrándoles las uñas, controlando
su ira.
- Tu falta de compromiso con la Masonería y tu
ego, tan grande que es, que cuando llegas a un salón, primero entra tu ego y a
los 10 minutos entras tú, le han hecho demasiado daño a la masonería. Al final
del día terminas siendo como todos, con ese amor vergonzante al dinero, porque
dices una cosa y haces otra, pero lo que te mueve es el amor a las posesiones,
a los metales. ¡Ja! ¡Tienes dos metales que te controlan!, ¡dos dioses!, ¡eres
todo un politeísta! ¡si si, eres todo un libre pensador!
- Mira Masón Sentado, a diferencia del Masón de
verdad, eres todo un espécimen presumido y egocéntrico y adivina que: para nada
único en tu especie. Te auto creas un trono, invisible, un trono que dices está
cimentado en el conocimiento y la historia, pero que realmente es un trono frío
con ansias de poder, de ese que te encanta, pero niegas.
- “Soy un
eterno aprendiz” repites pero sin sentirlo, porque no te instruyes ni piensas
que puedes aprender algo de alguien. Entras a los salones de tus pomposas reuniones,
pero ay donde no te pongan la alfombra roja para desfilar con tus medallas buscadas,
porque entonces no desfilas. ¡Ja! Y si pudieras pedirías que te botaran pétalos
de rosas mientras caminas. ¡Hasta te he visto poner himnos específicos para cada
una de tus entradas triunfales a los templos! ¡Nada de eso corresponde a un
verdadero masón!
- Tantas expectativas que creas alrededor de tu
masonería, y la verdad es que tu masonería no existe, lo que has creado en tu
mente es una red de masones como tú. Entraste a la masonería, pero está claro
que la masonería no entró en ti. La tienes en los labios, pero extraditada del
corazón. Masones de burocracias y amiguismos para conservar un poder inventado y
pasárselo del uno al otro, de amigo a amigo, y darse medallas y placas entre
ustedes mismos, incluso a los que no tienen idea como se lleva una liturgia.
- Para empezar tu rito ni siquiera es escoces, ni
es antiguo, ni es aceptado, pero no estás listo para esta conversación.
- El verdadero masón es trabajador, es diligente,
sabe usar sus herramientas y conoce su significado, no le importa embarrarse
porque sabe que lo que está construyendo es más grande que el barro. No le
importa arrodillarse, porque sabe que en el suelo están los elementos con los
que se construye el mundo, porque la tierra es sagrada y solo a ella se le
debería rendir reverencia.
- Te crees mucho más que yo Masón Sentado, a
diferencia del masón verdadero, con tus rituales y ceremonias piensas que eres más
que yo, olvidando tu origen, perdiéndote en tu egocentrismo, nadando en el mar
de las vanidades.
- Tú, Masón Sentado lo que quieres es que te
adulen y te reverencien, así sea de manera fingida, porque sabes que estás
rodeado de gente que no te quiere mucho, pero lo importante es sentirse reyezuelo
y ese hermano que te da el beso de Judas, más adelante te puede ayudar a llegar
a ser el “Poderoso Gran Presidente Soberano Ilustre Respetable Rey Pepinito…”
entonces toca aguantárselo.
- La masonería no necesita tantos respetadísimos,
ilustrísimos, poderosísimos, perfectísimos, sublimísimos, principísimos, soberanísimos
ni serenísimos, lo que la auténtica masonería necesita para ser masonería, es
humildísimos, trabajardorsísimos, sensatísimos, constructorsísimos y utilísimos
masones para la sociedad.
- Se te olvida Masón Sentado que, aunque yo esté
en el suelo, despreciada y olvidada, soy la base de tu existencia, sin mí no estarías,
y ese es mi valor, cosa que tú no estás en capacidad de entender o mejor, de
aceptar.
- Sin mí, tus ceremonias y tus enseñanzas no
tendrían fundamento. Soy la materia prima y la base sobre la que construyes tus
edificios, tus monumentos, tus templos, tus ideales, que al final son solo
discursos vacíos. No serías tu nada sin mí y lo sabes y esa es tu rabia. Tal
vez por eso me desprecias, ¡si si!, ¡porque en realidad me temes!, porque soy
tu espejo y te da miedo mirarte en mí, porque ves todas tus imperfecciones, que
son hermosas, porque son una oportunidad maravillosa de crecimiento, pero eres
ciego a la verdad.
- Deberías honrarme y no irrespetarme como lo
haces con tanta desfachatez. En la humildad está la grandeza Masón Sentado. Eres
lo que yo soy.
- ¿Acaso crees que por tallarme a tu antojo me
sometes? ¡Pues qué equivocado estás! Si supieras usar el maso y el cincel como
tanto repites en tus rituales, entonces serías grande, y juntos construiríamos
templos maravillosos llenos de dignidad. Por más que me golpees y me trates de
moldear según tu voluntad, siempre conservaré mi esencia, mi identidad única e
irrepetible.
- Yo tengo una rudeza original, pura, que es
propia de la vida profana y de la imperfección de la naturaleza humana, pero tú
no la sabes interpretar, le temes y esa es tu condena.
-
Hablas de “desbastar la piedra bruta” que en
ultimas es conocerte a ti mismo, ¿te conoces tú? ¿Te conoces a ti mismo? Yo
creo que no tanto, o de pronto si y te niegas, porque no te gusta lo que ves.
- Las fuerzas de la naturaleza me han moldeado
con el paso de los siglos, implacables ellos, soy tierra, agua, aire y fuego, soy
el sol y la luna, soy la montaña, soy Júpiter y su inmensidad, soy la roca milenaria
a la que le cae la gota que tortura, soy la cantera, soy la palabra y la
promesa, soy potencialmente una obra de arte monumental que traspasará los
siglos y será admirada por las personas que han existido y existirán, soy el
verbo, soy el camino, conozco todas las lenguas y formas de escritura, y
presencié una vez, como escribieron en letra cuneiforme un “te amo” y una promesa que no se cumplió.
- Soy tu, y tu eres yo. Estamos hechos de la
misma materia prima, porque todos somos polvo de estrellas y cuando alzas la
mirada hacia el firmamento ves tu pasado y me ves a mí, mirándote desde hace
millones de años.
- Que yo recuerde, nuestros trabajos comenzaron al
sur del río Zambeze, en el sur de África, cuando apenas eras tu un
aprendiz de ser humano. Y en la Mesopotamia entre el Tigris y el Éufrates vi cómo
te erguiste, te volviste sedentario y comenzaste a usarme para construir
enormes templos y palacios y por medio de las recién inventadas matemáticas
perfeccionabas tus cálculos.
- Me usaste en el desierto para construir las
fabulosas pirámides que hoy día veneras, y las adoramos juntos, me utilizaste
en Troya para matar con hondas y en la ciudad eterna me inmortalizaste.
- Presencié las batallas de Maratón y Salamina y en
Atenas me utilizaste para la construcción del poder del pueblo.
- Presencié como un joven Alejandro consiguió
conquistar todo el Imperio Persa y marchar más allá del mundo
conocido, hacia la India, proyectando la creación de un imperio universal
multicultural.
- En Judea fui tu materia prima para la
construcción de la primera gran religión monoteísta de carácter universal y fui
testigo de la caída del Imperio romano, piedra sobre piedra, alma sobre alma y
entendí por qué el infierno y el cielo son tan desproporcionados, porque los
actos de los seres humanos no merecen tanto.
-
En Anatolia por el año 6000 a.C., me puliste de
manera tan insistente, que me convertiste en espejo, ese al que tú le temes
Masón Sentado, así que deja de lado tu arrogancia y reconoce que, sin mí, tus
símbolos sagrados no tendrían significado y tus enseñanzas carecerían de
fundamento.
-
¿Qué escondes detrás de esos títulos ostentosos
que te gusta coleccionar Masón Sentado? ¿Qué te falta en tu alma? Es arribismo puro
que te domina. Ambición de poder que se llena con cargos inventados. Te dejas
seducir fácilmente ¿eh?
-
¿Cuál es tu arcano Masón Sentado? ¿Es un
fraude? ¿El tutelaje también? ¿Por qué te engañas a ti mismo?
-
Aprende Masón Sentado del Masón Verdadero, del
operativo, del que aporta, del que carga, del que consuela. Los he visto, son
miles. Esos que te han apoyado en los momentos en que los has necesitado y ni cuenta te has dado.
-
Me levantaré del suelo Masón Sentado y me
reconocerás como tu igual, porque te has visto en todos los espejos en la
tierra y ninguno de ellos te ha reflejado realmente, y te has dado cuenta de
que no eres infinito, pero te llegará el momento en que sepas quién eres realmente,
aunque vivas en tu propio laberinto de incertidumbres, ese que tiene una línea
recta única y precisa, el peor de todos los laberintos y me reconocerás como tu
igual, Masón Sentado y lo entenderás todo.
-
Ese día, solo ese día, puede ser que te
levantes y trabajes como un Verdadero Masón, te sacudas los metales de la
pereza y construyas algo.
-
Ese día recordarás que tu eres yo, que siempre hemos
sido uno, y trabajaremos juntos y en armonía.