Los metales del masón Vol. 1


Entonces el VM dice: “Hermanos, ya no estamos en el mundo profano. Hemos dejado nuestros metales en la puerta del templo. Elevemos nuestros corazones en fraternidad y nuestras miradas hacia la luz”.

Una frase poderosa, un conjuro que promete un espacio limpio e iluminado, diferentísimo al que se acaba de abandonar. ¡Quimera! ¿Delirio?
Pero, ¿qué pasa si lo que realmente sucede, es que encontramos más metales? Metales diferentes, más pesados, oscuros, metales que llenan vacíos, metales que imitan a los del “mundo profano”, metales que parecen preciosos.
¿Y si la luz es la de esos nuevos metales?

DEL UBUNTU Y LA BUSQUEDA DE LA PAZ EN CLAVE MASÓNICA


Por Margarita Rojas Blanco M.·. M.·.

La construcción de una paz justa y perfecta es una suma de esfuerzos conjuntos, que implican el trabajo armónico de cientos de miles de personas, cada una con sus propios filtros, con los que miden, evalúan y califican el mundo que los rodea. Es por esto que es una tarea tan compleja. En la Masonería este esfuerzo lo asumimos como un trabajo de enjambre, justo y perfecto, que sería algo parecido a la regla ética mundial conocida como “Ubuntu”.

El concepto aparece inicialmente en Sudáfrica enfocado en la lealtad y en las relaciones entre las personas. Por su parte, la palabra procede de las lenguas zulú y xhosa en donde designa una actitud prevaleciente entre los nativos del extremo sur de África que surge del dicho popular "umuntu, ngumuntu, ngabantu", que significa "una persona es una persona a causa de las demás”.

Trayéndolo a la Orden, implica que los masones tenemos el deber y sobre todo el derecho, de usar nuestras herramientas, nuestra escuadra y nuestro compás, en la construcción de una paz justa y perfecta, porque cualquier masón es todos los masones. Lo somos porque los demás nos reconocen como tal.

Es usual que utilicemos la expresión “justo y perfecto” durante la realización de los trabajos en nuestros talleres, para indicar, por dar un ejemplo, que se cumplió con las condiciones requeridas durante la ejecución de un ritual. Si analizamos la expresión debemos comenzar por definir cada palabra, en donde justo hace referencia a los principios morales que buscan obrar con pleno respeto a la verdad y dando a cada uno lo que le corresponde, y perfecto nos dice que una cosa tiene todas las cualidades requeridas o deseables, sin importar si estamos hablando de algo moralmente bueno o malo.

Podemos entonces decir que algo es justo y perfecto dependiendo de la idea que un grupo de personas tenga con respecto a estas dos palabras. Y aquí es donde viene lo interesante: un grupo de personas, son todas las personas: son las personas que lo conforman, las que rodean a cada una de esas personas, las que han pasado por la vida de esas personas, las que han significado algo, las personas que han amado y las que han odiado, las que han sido sus referentes morales, profesionales y éticos, los personajes históricos admirados y que los han influenciado, sus ejemplos seguidos, etc., etc. Por eso es por lo que yo soy todos. En este sentido, justo y perfecto puede ser muy diferente para dos personas.

Cuando se habla de la paz, casi siempre todos están de acuerdo en que significa, pues podemos decir de manera acertada, que es la ausencia de guerra. En eso no hay muchas discusiones y el irenólogo nos lo puede comprobar. Lo difícil es cuando se entra en el terreno de la “construcción de paz”, porque los discursos pontificantes con paciencia y tiempo se pueden construir de manera magistral, pero llevarlos a la práctica es entrar en los terrenos del obrero, los más difíciles.

Decía Desmon Tutu: “Una persona con ubuntu es abierta y está disponible para las demás, respalda a las demás, no se siente amenazada cuando otras son capaces y son buenas en algo, porque está segura de sí misma ya que sabe que pertenece a una gran totalidad, que se decrece cuando otras personas son humilladas o menospreciadas, cuando otras son torturadas u oprimidas.”

El obrero hace cálculos en su cabeza, escribe las fórmulas en un papel, hace la lista de los elementos necesarios y se dirige a una ferretería a comprarlos, todos los obreros tienen una cinta métrica, pieza perfecta que permite una medición exacta, justa y perfecta. El calibre, que brinda medidas precisas, principalmente de diámetros exteriores, interiores o profundidades. El nivel, que se utiliza para determinar el grado de horizontalidad o verticalidad de una superficie. La plomada, pieza metálica en forma cónica que puede colgarse de una cuerda para verificar la verticalidad de una superficie. La espátula, lámina flexible, plana, metálica o plástica, utilizada para limpiar, raspar, alisar, rellenar juntas, entre otros y podríamos seguir con muchas más herramientas manuales como los destornilladores, las llaves, el cincel, la pala, el martillo, la carretilla…

Luego de que consiguió las herramientas y materiales para realizar su construcción, viene entonces la ejecución de la obra, con su equipo de trabajo, conformado por obreros, oficiales y maestros de obra que deberán ponerse de acuerdo para poder realizar una buena construcción. Generalmente los maestros de la construcción advierten que si bien construir una casa se puede demorar un mes, dejándola en obra gris, la ejecución de los detalles puede demorar mucho tiempo más, casi el doble. Vemos entonces que para que quede justa y perfecta, se requiere que sucedan muchas cosas e intervienen muchos factores.

Con la construcción de la paz sucede algo similar. De acuerdo con los estudios realizados a los diferentes conflictos armados ocurridos a lo largo de la historia de la humanidad, cuando se firma un acuerdo de paz, viene un periodo necesario de estabilización del territorio, donde se debe hacer reconstrucción física (infraestructura) y psicológica (tejido social) del país en cuestión.

Esto es reconstruir ciudades, infraestructura vial, hospitales, escuelas, parques, etc., y tratamiento psicológico para las víctimas del conflicto y en general para todas las personas, pues se le debe enseñar a la gente que significa vivir en paz y cómo es eso, cosa bastante compleja. Este proceso puede demorar unos 30 años dependiendo de la economía del país y la voluntad política de los mandatarios de turno. Cuando el territorio tenga garantizados todos estos factores, viene la etapa de consolidación de la paz, donde la comunidad encuentra que todas sus necesidades básicas están satisfechas, tiene salud, comida, educación, un techo, trabajo y recreación de fácil acceso, de acceso “justo”, entonces vemos que allí la paz tiene un ambiente propicio para hacer raíces. Esto son más o menos otros 50 años nos dice la historia de los conflictos armados en el mundo para el logro de una paz justa y perfecta.

Y surge aquí entonces el problema de que es justo y perfecto para cada persona.

Hablamos de lo básico. Para citar un solo ejemplo, podemos traer a cuento que Colombia tiene en el Registro Único de Victimas a 9.625.203 personas. Una cifra dolorosa con la que se convive sin verla. Así mismo Colombia fue capaz de construir uno de los acuerdos de paz con las garantías más robustas que se haya firmado nunca en el mundo. El proceso de reincorporación colombiano tiene estipulados siete componentes, que garantizan la permanencia de los excombatientes en los caminos de la paz y el no regreso a las armas: educativo, sostenibilidad económica, habitabilidad y vivienda, salud, bienestar psicosocial integral, familiar y comunitario.

Todo está dado para Colombia, como todo fue dado en el Acuerdo de Viernes Santo firmado en Belfast con elegantes estilógrafos en 1998 por parte de británicos e irlandeses, poniendo fin a un conflicto de 30 años que tuvo entre sus momentos para nunca dejar en el olvido, el “domingo sangriento” de 1972. Sunday bloody sunday cantaba Bono 10 años después y en otros 10 años más, en Sudáfrica se consolidaba la Comisión de la Verdad y la Reconciliación y se estructuraba la Justicia Transicional tras casi 50 años de apartheid. Verdad, justicia, reparación y no repetición son las herramientas universales de la paz, las mismas que se deben aplicar urgentemente en Palestina, para que el conflicto geopolítico y económico cese y los herederos del bronce reciente, descendientes de los filisteos, sean un pueblo soberano.  

La definición de justo y perfecto en la construcción de la paz, en la ejecución de las actividades necesarias para esa construcción de una paz estable y duradera, es lo que hace que sea una tarea tan compleja y a la vez tan hermosa. La construcción de la paz requiere de cálculos matemáticos en los territorios, la conformación de las herramientas necesarias, la consecución de los materiales requeridos, la búsqueda de los obreros y maestros con más experticia.

Los masones están llamados a hacer parte de esta construcción, realizando cálculos más finos, más delicados, como conocedores de primera mano del uso de unas herramientas maravillosas, como son la escuadra, el compás y la llana: la escuadra como símbolo de la virtud, el compás como símbolo de los límites con los que debemos mantenernos cualquier masón respecto a los demás, y la llana para hacer desaparecer las asperezas.

Estos pequeños cálculos son los más poderosos, son los que lograrán que cualquier paz sea estable y duradera, porque son los que van al origen del problema, a la causa, a lo que hizo que una persona, en un pueblo que parece un paraíso en la Colombia profunda del Vichada, tomara la decisión de vida de portar un arma en su cinto.

Es aquí donde el masón está en su derecho y obligación de aportar a la construcción de paz, porque un masón es todos los masones.

Es mi palabra.