A veces uno dice “quiero que se acabe el día” y es un comando mágico, porque es como si entonces el día se fuera a acabar por la sola instrucción, pero si lo piensa uno bien, si hay magia, porque a veces a uno se le acaba el día a las nueve de la mañana, por esa discusión que tuvo y otras tantas se puede acabar a las cinco de la mañana del día siguiente porque no querías que tuviera final.
Somos dioses, no hay otra explicación.
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