Una agenda concentrada en los efectos que ha condicionado a Colombia a olvidar los orígenes de sus problemas
La desigualdad en Colombia es
una de las más altas del mundo. De acuerdo con la Comisión Económica para
América Latina y el Caribe (CEPAL) la desigualdad en Colombia, puede ser superior
a la que muestran las cifras oficiales reportadas por el Dane. La CEPAL asegura
a modo de alerta, que si se mira solo en América Latina, es decir comparando a
Colombia con el resto de países de la región, el país concentró la mayor parte
del ingreso en el 1% más rico de la población, entre 1993 y el 2014. “Colombia
es el país con la mayor participación del 1% más rico en el ingreso total a lo
largo de toda la serie: a 2010, este segmento capturaba el 20,5% del ingreso
total del país” (CEPAL, Panorama social de América Latina, 2015) Este no es un
tema menor, Así mismo el Dane le dijo a Colombia que su desigualdad, medida por
el coeficiente de Gini en donde 0 es total igualdad y 1 total desigualdad, está
en 0,538 (Dane, Pobreza Monetaria y Multidimensional en Colombia, Boletín
Técnico, 2014
http://www.dane.gov.co/files/investigaciones/condiciones_vida/pobreza/bol_pobreza_14_.pdf
http://www.dane.gov.co/files/investigaciones/condiciones_vida/pobreza/bol_pobreza_14_.pdf
Colombia desde hace décadas ha
estado trabajando en la formulación de proyectos y programas que tienen como
objetivo la búsqueda de soluciones a las problemáticas que aquejan a sus
ciudadanos en todos los rincones del territorio nacional. Algunos de esos
programas han tenido éxito y se han convertido en ejemplo para la región y el
mundo, pero al mismo tiempo otros se han rezagado y demostrado con el tiempo,
que un incentivo por ejemplo, puede llegar a convertirse en perverso y crear un
problema nuevo, como es el asistencialismo. Colombia está caminando hacia un
desarrollo excluyente que debe ser frenado y conjurado por medio de políticas
que beneficien a todos sus ciudadanos.
Este ensayo busca analizar
como el planteamiento de los Objetivos de desarrollo Sostenible han
condicionado la manera de enfrentar los problemas de una sociedad cada vez más
educada y vigilante, pero al mismo tiempo cada vez más desigual, por medio de
los conceptos que algunos teóricos le han aportado a la humanidad en las últimas
décadas.
Siendo consecuente con estos
procesos, Colombia en el año 2000 junto con los otros 188 países miembros de
las Naciones Unidas pactó alcanzar para el año 2015 los denominados Objetivos
de Desarrollo del Milenio, también conocidos como los Objetivos del Milenio
(ODM).
Estos objetivos eran ocho
propósitos de desarrollo humano, que principalmente buscaban solucionar
problemas que afectan a los seres humanos y que son considerados como muy
graves.
Estos objetivos fueron:
Objetivo 1: Erradicar la
pobreza extrema y el hambre
Objetivo 2: Lograr la
enseñanza primaria universal
Objetivo 3: Promover la
igualdad entre los géneros y la autonomía de la mujer
Objetivo 4: Reducir la
mortalidad infantil
Objetivo 5: Mejorar la salud
materna
Objetivo 6: Combatir el
VIH/SIDA, el paludismo y otras enfermedades
Objetivo 7: Garantizar la
sostenibilidad del medio ambiente
Objetivo 8: Fomentar una
asociación mundial para el desarrollo
Estos objetivos efectivamente
hacen referencia a situaciones muy delicadas que los ciudadanos de los países
más afectados por estas deben enfrentar cada día. No cabe duda que son
problemáticas reales que deben ser solucionadas de manera urgente. Continuando
con este proceso, el 25 de septiembre de 2015, nuevamente los líderes
mundiales, en esta oportunidad 193, se comprometieron con ahora 17 Objetivos
Mundiales para lograr básicamente tres cosas extraordinarias en los próximos 15
años:
1) Erradicar la pobreza
extrema
Objetivo 1. Poner fin a la
pobreza en todas sus formas en todo el mundo
Objetivo 2. Poner fin al
hambre, lograr la seguridad alimentaria y la mejora de la nutrición y promover
la agricultura sostenible
Objetivo 3. Garantizar una
vida sana y promover el bienestar para todos en todas las edades
Objetivo 4.
Garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad y promover oportunidades
de aprendizaje durante toda la vida para todos
Objetivo 6. Garantizar la
disponibilidad de agua y su gestión sostenible y el saneamiento para todos
Objetivo 8. Promover el
crecimiento económico sostenido, inclusivo y sostenible, el empleo pleno y
productivo y el trabajo decente para todos
2) Combatir la desigualdad y
la injusticia
Objetivo 5. Lograr la igualdad
entre los géneros y empoderar a todas las mujeres y las niñas
Objetivo 9. Construir
infraestructuras resilientes, promover la industrialización inclusiva y sostenible
y fomentar la innovación
Objetivo 10. Reducir la
desigualdad en y entre los países
Objetivo 11. Lograr que las
ciudades y los asentamientos humanos sean inclusivos, seguros, resilientes y
sostenibles
Objetivo 16. Promover
sociedades pacíficas e inclusivas para el desarrollo sostenible, facilitar el
acceso a la justicia para todos y crear instituciones eficaces, responsables e
inclusivas a todos los niveles
Objetivo 17. Fortalecer los
medios de ejecución y revitalizar la Alianza Mundial para el Desarrollo
Sostenible
3) Solucionar el cambio
climático.
Objetivo 7. Garantizar el
acceso a una energía asequible, segura, sostenible y moderna para todos
Objetivo 12. Garantizar
modalidades de consumo y producción sostenibles
Objetivo 13. Adoptar medidas
urgentes para combatir el cambio climático y sus efectos
Objetivo 14. Conservar y
utilizar en forma sostenible los océanos, los mares y los recursos marinos para
el desarrollo sostenible
Objetivo 15. Proteger,
restablecer y promover el uso sostenible de los ecosistemas terrestres, gestionar
los bosques de forma sostenible, luchar contra la desertificación, detener e
invertir la degradación de las tierras y poner freno a la pérdida de la diversidad
biológica.
Si se analiza cada una de
estas tres extraordinarias metas, se puede encontrar que estas son en sí mismas
efectos, porque son producidas por una serie de problemáticas, deficiencias, inexistencias,
debilidades y en un momento dado perversidades que afectan a las personas que
las padecen y sus entornos, y que como consecuencia, crean estos tres grandes
problemas a los que los objetivos de desarrollo sostenible apuntan. La pobreza,
el primer objetivo de desarrollo sostenible y una de las principales líneas de
trabajo planteadas por la ONU y sus Estados miembro es una consecuencia, es el
resultado de la falta de oportunidades a la que una persona se debe enfrentar.
Cuando una persona no tiene acceso a los recursos necesarios para poder
satisfacer sus necesidades básicas y así tener la posibilidad de desarrollarse,
logrando bienestar y una vida digna y de calidad, se debe
considerar pobre. El hambre, segundo objetivo de desarrollo sostenible, es también
una consecuencia, no producida por la falta de alimentos sino por una
distribución ineficaz.
Dado lo anterior, si la
pobreza, la desigualdad y el calentamiento global son consecuencias causadas
por problemas que ya se han identificado, ¿al estar los Objetivos de Desarrollo
Sostenible planteados para dar solución a las consecuencias, están
condicionando la manera en que los países enfrentan sus problemas? ¿Tendrán
efecto en Colombia las acciones emprendidas para dar cumplimiento a los ODS,
teniendo en cuenta que no están planteadas las causas como problemas a atacar?
Mientras no se identifiquen plenamente las causas de cualquier problema y se
analicen de acuerdo con el entorno donde se producen, probablemente todos los
esfuerzos que se realicen serán en vano, pues aunque el presupuesto de los
países y la Cooperación Internacional, en particular la Ayuda Oficial para el
Desarrollo sean cada vez mayores, si su concentración se centra en dar solución
a efectos, nunca se acabarán los problemas de los seres humanos, simplemente cambiarán.
Para dar respuesta a estos
interrogantes, revisaremos en este ensayo como los dos primeros objetivos de
desarrollo sostenible son consecuencias y estudiaremos en particular el caso colombiano,
enmarcados en los aportes que el economista y premio nobel de economía Amartya Sen,
le ha dado al mundo. Sen explica (Sen, 1,999) como la pobreza debe concebirse
como la privación de capacidades básicas y no solamente como la falta de
ingreso, como se ha acostumbrado a simplificar. Se extrae aquí que las
capacidades son intrínsecamente importantes, mientras que la renta es
importante pero de una manera más instrumental. Una persona es pobre, como resultado de no conseguir
un trabajo que le suministre el recurso monetario necesario para abarcar todas sus necesidades
básicas, una persona es pobre por no poder acceder al crédito, una persona es pobre por
desconocer los mecanismos e instrumentos públicos y privados por medio de los
cuales puede acceder a recibir beneficios de todo tipo (económicos, culturales,
sociales, etc) que le pueden facilitar el
desarrollo de sus actividades, una persona es pobre porque no tiene un sistema
sanitario adecuado o porque no tiene una vivienda, o si la tiene, no es digna.
Si se analizan las otras dos líneas de
trabajo, se llega a la misma conclusión, el cambio climático es el resultado del
uso y abuso de los recursos naturales por parte de los seres humanos y la
desigualdad y la injusticia son causadas por las decisiones que las personas y
sus instituciones toman, ya sean públicas, privadas o de la sociedad civil.
Sen, es también ampliamente
reconocido por sus trabajos sobre el hambre, la teoría del desarrollo humano,
la economía del bienestar y las condiciones que generan pobreza. A finales de la
década de los 60 y principios de los 70, Sen realizó grandes aportes que
ayudaron a visibilizar el utilitarismo dominante en una sociedad cada vez más
capitalista, proponiendo integrar las ideas de libertad y justicia para la
construcción y cálculo de la concepción de desarrollo. En su documento Pobreza
y hambruna: Un ensayo sobre el derecho y la privación de 1981, demostró que el
hambre no es consecuencia de la falta de alimentos, sino de desigualdades en
los mecanismos de distribución de esos mismo alimentos, es así como plantea
incorporar en el proceso de formulación de los indicadores económicos,
políticos, sociales y culturales, el concepto del enfoque de las capacidades,
entendiéndose estas como las capacidades con las que cada persona cuenta para
poder convertir sus derechos en libertades reales. Para Sen, el concepto de
capacidades se debe enfocar en la libertad positiva, es decir, la capacidad
real que una persona tiene para ser o hacer algo, muy por el contrario a la
libertad negativa, que es la que impera entre los economistas y se centra en el
concepto de la no interferencia. Así mismo el concepto de capacidades se aplica
no solamente a las que una persona tenga, sino que también una institución debe
poder tenerlas. El aparato estatal debe contar con entidades cuya capacidad
para alcanzar los propósitos por los cuales han sido creadas sean reales.
Cuando una persona por ejemplo tenga la libertad de elegir y ser elegido, pero
al mismo tiempo, cuando el Estado le da plenas garantías para realizar este proceso,
se puede decir que las capacidades de todos están en el nivel óptimo que una
sociedad requiere.
El caso Colombiano es perfecto
para describir como las capacidades de las personas y de sus instituciones son
un elemento fundamental para revisar las causas del incumplimiento de los objetivos
de desarrollo planteados. Para tal efecto analizaremos el caso del campo. En
Colombia se han realizado tres Censos Nacionales Agropecuarios, el primero en
1960, el segundo en 1970 y el último en 2015, es decir,
después de 45 años, el Estado decide que va a censar el campo. Solo con esta
información se puede concluir que la ruralidad ha estado olvidada. Las cifras a
su vez, demuestran otro tanto.
El presupuesto del Ministerio
de Agricultura y Desarrollo Rural para el año 2016 es de $1.695.987.909.182 de
los cuales para inversión son $1.396.479.080.652, pues $299.508.828.530
corresponden a los rubros destinados al funcionamiento de esta importante cartera
https://www.minagricultura.gov.co/planeacion-controlgestion/Gestin/PRESUPUESTO/PRESUPUESTO%202016.pdf
Es decir, $1,3 billones de pesos destina Colombia para fortalecer a sus
campesinos. Paralelo a esto, el Ministerio de Defensa Nacional anuncia que
aumentará su presupuesto para Defensa en un 6% respecto al año anterior, es
decir el 2015, lo que significa que para el año 2016, $30 billones de pesos irán
destinados en acciones enfocadas a fortalecer la política integral de seguridad,
aumentando el control de los territorios básicamente. http://www.minhacienda.gov.co/HomeMinhacienda/presupuestogeneraldelanacion/ProyectoPGN/2016 Si se revisa detenidamente
este presupuesto, se encuentra con que el 96,3% corresponde a gastos de
funcionamiento, es decir $28,9 billones, representados en gastos de personal,
bienes y servicios, operaciones comerciales, pensiones y sanidad.
El Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural a lo largo de sus 101 años de existencia ha desarrollado una serie de acciones encaminadas al fortalecimiento de los pequeños y medianos productores agropecuarios mediante la implementación de programas y proyectos que buscan desarrollar las capacidades productivas y empresariales de los campesinos.
Estos programas se han
ejecutado con recursos del Presupuesto General de la Nación y también con recursos
provenientes de la Cooperación Internacional, como son los aportes del Fondo Internacional
de Desarrollo Agrícola FIDA y del Banco Mundial entre otros. Estos programas buscan
fortalecer las capacidades de los campesinos, suministrar asistencia técnica,
entregar insumos para sus cultivos, apoyar la adquisición de la maquinaria y
equipo requerido para el buen funcionamiento de sus proyectos productivos,
entre muchas formas de ayuda.
El propósito de todo esto, es
lograr que el campesino no dependa de las ayudas del Estado sino que sea
independiente y capaz de desarrollarse de manera eficaz y eficiente y tenga una
vida digna, donde pueda alcanzar sus propios objetivos. Solo existe un
problema: el presupuesto para esto es de $1,3 billones, que
han sido insuficientes y esto quedó demostrado con las cifras que ha arrojado el Censo Nacional
Agropecuario.
Desde noviembre de 2013 y
hasta noviembre de 2014, el DANE ha censado las Unidades Productivas
Agropecuarias UPA existentes en todo el territorio rural disperso del país con
el objetivo de ubicarlas y caracterizarlas http://www.dane.gov.co/index.php/Censo-Nacional-Agropecuario-2014
Uno de los objetivos de esta caracterización, es identificar que tan
tecnificadas son estas UPA es decir que maquinaria, equipos e implementos
usados para la producción agropecuaria tienen. Aquí no se tuvieron en cuenta equipos
manuales como los machetes, las palas, las picas o bombas de fumigación, entre
otros. El resultado encontrado es que en tan solo el 15,9 % de las UPA del área
rural dispersa censada, los productores informaron tener maquinaria para el
desarrollo de sus actividades agropecuarias. Es decir, el 84,1% informó no tenerla.
Lo que esta cifra nos dice, es que los campesinos colombianos no están
tecnificados, no tienen las herramientas necesarias requeridas para poder
desarrollar sus proyectos, no están preparados para las exigencias del mercado
y de la competencia que les ha llegado por medio de los tratados de libre
comercio firmados.
Que los productores
agropecuarios no estén tecnificados es una consecuencia de la poca intervención
de Estado en estos temas, así como de la falta de oportunidades generadas. Esto
trae como consecuencia que los campesinos sean pobres y por lo tanto no quieran
permanecer en las áreas rurales y los jóvenes no se vean incentivados a
permanecer allí, encontrando otras opciones de vida más atractivas a simple
vista como migrar a las ciudades y emplearse. Todo esto genera inestabilidad
tanto en el campo como en las ciudades. Y esto va escalando. El conflicto
social crece y lo que claramente es una consecuencia, debido a su gran tamaño,
se comienza a tratar como una causa, a la que adicionalmente no se le destina
recursos suficientes que abarquen a la totalidad de la población afectada por
tal situación. Mientras tanto, los recursos para la seguridad aumentan, siendo
que la inseguridad es precisamente una consecuencia originada por la inequidad
y la falta de oportunidades.
La manera como se presentan
los temas y los nombres que se les designan condicionan la manera en que se
asumen y se enfrentan, es por esto que al leer los dos primeros objetivos de desarrollo
sostenible, se encuentra que causa mucho más impacto afirmar que el propósito
final es poner fin a la pobreza, poner fin al hambre y promover la agricultura
sostenible, a decir por ejemplo, que el objetivo es desarrollar las capacidades
empresariales, organizacionales, comerciales, financieras y productivas de los
pequeños productores dedicados a la agricultura.
En Porqué fracasan los países
(Acemoglu - Robinson 2012) los autores realizan un paralelo entre las ciudades
que invierten en el desarrollo de sus ciudadanos, versus las que no, concluyendo
que si las personas tienen acceso a instituciones económicas consolidadas,
donde puedan por ejemplo escoger trabajo de manera sencilla, tengan acceso a la
educación y a un desarrollo profesional brillante, y así mismo puedan acceder a
instituciones políticas participando de los procesos democráticos de su país,
eligiendo a los mejores gobernantes que a su vez le garantizarán la
satisfacción de sus necesidades básicas, encuentran un sistema efectivo que le permite
a sus ciudadanos desarrollarse, es decir, tener la libertad de escoger. Lo que
se puede apreciar en Colombia, es que la manera como política y económicamente
se planean los programas y proyectos que el Estado formula para dar solución a
las problemáticas de país, se está encaminando a dar respuesta a situaciones
que son el resultado de las deficiencias de estas mismas instituciones. Es un
círculo vicioso.
Los directores y gerentes de
las principales carteras del Estado colombiano deben mostrar eficiencia a la
hora de rendir cuentas en cuanto a la ejecución de sus recursos y en cortos
periodos de tiempo, es por esto que programas de entrega de subsidios son en un
momento dado una manera más rápida y vistosa de mostrar rapidez de ejecución,
pero no necesariamente es la más eficaz, pues en la medición de impactos y
beneficios esperados, es en donde realmente se pueden evaluar los logros de la
intervención. La planificación entonces debe plantearse partiendo del principio
de que su desarrollo se hará en un ambiente complejo, constituido por múltiples
variables, donde el escenario está compartido por diversos actores, por lo
tanto, debe ser descentralizada, transformando la incertidumbre en
posibilidades, el conflicto en oportunidades, las diferencias en cooperación.
La racionalidad a la hora de
tomar una decisión de carácter público, puede llegar a ser crucial en el
momento de su aceptación o rechazo, pero se debe entender la racionalidad no
como un único elemento que ayuda a tomar una decisión, sino que se debe
interpretar y traducir de acuerdo con el entorno, de tal forma que tome
elementos del conocimiento desde diferentes puntos de vista, es decir, mirando
todo el espectro que hace parte de la situación objeto de estudio. Debe ser
esta una racionalidad colaborativa.
Durante muchas décadas, las
decisiones públicas se han tomado partiendo de la base de la racionalidad, la
objetividad, el análisis de cifras, comparación de alternativas a partir de estadísticas,
y en general, centrando el conocimiento en sistemas de información que
básicamente son cúmulos de datos que el tomador de decisión cuantifica y
evalúa, partiendo de que si es medible entonces es útil. Desde esta
perspectiva, el mundo entonces está constituido por partes que se analizan
diferencialmente, gracias a la experticia del observador entrenado. Se está
entonces dividiendo el objeto de estudio, en su esencia.
Pero el mundo es más que una
suma de partes, es así como una situación que se deba abordar desde un punto de
vista político no se puede observar como una acumulación de objetos que se
pueden aislar, sino que se debe tomar como un todo, por medio no solo de la
racionalidad sino de la interpretación de su propia realidad, partiendo de la
base del contexto en la que se encuentre. Cada situación tiene unas
singularidades que la diferencian de otra, por eso no es eficaz tratar de
clasificar los conceptos por medio de principios universales, o transferir
estrategias de un contexto a otro.
Este nuevo orden de
pensamiento, debe buscar ante todo el bienestar del ser humano, en donde los
ciudadanos pasen de ser una cifra más, a ser un sujeto con necesidades básicas
que deben ser satisfechas, donde la calidad de vida prime, no como un lujo,
sino como un derecho inalienable, un orden donde las oportunidades sean iguales
para todos, de manera tal que si una persona vive en el área rural, lo haga
porque se siente bien haciéndolo, porque tiene una vivienda digna, ha tenido
acceso a la educación, es capaz de generar ingresos suficientes para subsistir
y para tener espacios de ocio, es decir tiene una vida de calidad. Si esa persona
escoge vivir en el campo, no lo hace porque no tiene más opciones, sino porque
está en la capacidad de hacerlo y debido a esta buena vida que tiene, decide
seguir allí y no tiene que migrar a la ciudad en busca de oportunidades pues
esta persona es libre y el desarrollo es libertad.
Conclusión
Colombia tiene una superficie
de 1,141.748 km², de los cuales el 8.8 % corresponden a agua. Su frontera
terrestre es de 6.004 km y costera de 3.208 km. Limita con el océano atlántico,
el pacifico y el mar caribe. Se estima que su población asciende a 48,747.632 habitantes https://es.wikipedia.org/wiki/Colombia
y de acuerdo con las cifras del Fondo
Monetario Internacional, el PIB en el 2015 fue de USD 332.384 millones. Es
miembro de UNASUR, ONU, Alianza del Pacífico, OEA, CAN, FIFA, Mercosur, OEI,
FAO, G-3, G-77, Grupo de Río, FIDA, CFI, OMS, OIT, FMI, OIM, Interpol, ISO,
Unesco, UNHCR, UPU, WIPO, WMO, OMC OMT, AEC y muchas más organizaciones a nivel
mundial. De acuerdo con el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible y
sus entidades adscritas, Colombia es uno de los países del planeta donde hay
mayor variedad de especies de plantas y animales, lo que representa una
incalculable. Es el país más rico del mundo en aves, con 1.870 especies
reportadas hasta la fecha. Es el lugar del mundo donde hay más especies de
anfibios y tiene el mayor número de vertebrados terrestres, con 2.890 especies.
En su territorio habitan 456 especies de mamíferos. Tiene 520 especies de
reptiles (culebras, tortugas, lagartijas, iguanas) y es el tercer país en el
planeta con tantas especies. Hay en el territorio colombiano más de 55.000 especies
de plantas, y la tercera parte de ellas son endémicas, es decir, sólo habitan
en Colombia y es el país más rico del mundo en palmas, con 270 especies
conocidas. Con todas estas cifras está claro que Colombia es un país rico. Y
así lo dijo la embajadora de Suecia, Marie Andersson de Frutos, en su calidad
de presidenta del Grupo de Cooperantes, como una de las invitadas al diálogo de
reflexión en torno al posconflicto en el país en el marco del Foro Estrategias
de Cooperación Internacional para el posconflicto, realizado en Barranquilla el
pasado 31 de marzo de 2016 en la Universidad Autónoma del Caribe. Sin embargo
esta riqueza física se está viendo desperdiciada por la falta de desarrollo del
capital humano.
Mientras las instituciones del
gobierno, la empresa privada, las organizaciones de la sociedad civil y la
cooperación internacional continúen desestimando las causas que crean los problemas
que tanto aquejan a nuestra sociedad, dejando de lado el potencial que cada ser
humano tiene y su capacidad para transformar la realidad que lo rodea,
seguiremos hablando de pobreza, hambre, inseguridad y desigualdades de manera
indefinida.
Una sociedad desarrollada es
una sociedad que tiene ciudadanos empoderados como resultado del desarrollo de
sus capacidades, en donde la libertad de escogencia sea parte natural del día a
día, no como un privilegio difícil de alcanzar, sino como una realidad que
conduce a las personas a disfrutar de una vida digna, de calidad, encaminada no
a alcanzar un futuro prometedor, sino un presente que valga la pena.
Bibliografía
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